Los elementos litúrgicos son los signos y símbolos asociados a los lugares en los que pueden impartirse los sacramentos de la Iglesia Católica. Así pues, los siete elementos litúrgicos son: pila bautismal, sede del celebrante y los ministros, ambón, altar, tabernáculo —también conocido como sagrario— lugar del coro y confesionario.
EL ALTAR, SÍMBOLO DE CRISTO COMO PIEDRA ANGULAR
El Altar es uno de los elementos más importantes y significativos de la liturgia cristiana. Es el símbolo de Cristo como Piedra Angular, por eso el sacerdote lo besa al inicio de cada celebración.
Las características esenciales que debe tener todo altar cristiano son:
1. Ser y aparecer como una mesa.
2. Estar separado de la pared para que se pueda estar cara al pueblo.
3. Constituir el centro de la atención de toda la asamblea.
4. Ser único, dedicado sólo a Dios.
5. No tener imágenes ni reliquias sobre su superficie.
Además, se recomienda que el altar sea completamente de piedra e inamovible.
EL ALTAR EN TIEMPOS DE LOS PATRIARCAS
En el Antiguo Testamento, el altar era un monumento o piedra sobre el cual se ofrecían sacrificios. Los patriarcas erigieron altares en los lugares en donde Dios se les manifestó, para conmemorar los favores recibidos (Gén 12, 7-8; 13, 18; 26, 25; 33, 20; 35, 1-7), aunque las Escrituras no hablan del material o de la forma de dichos altares.
La primera mención se encuentra en Gén 8, 20 cuando Noé, después del diluvio, edificó un altar y ofreció holocaustos. Abraham también edificó uno cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac (Gén 22, 9).
En el Nuevo Testamento, el primer altar cristiano fue la mesa en la que el Señor instituyó la Misa durante la última cena. En la Basílica de Letrán, en Roma, se conservan reliquias que se cree que pertenecen a esa mesa-altar.
EL ALTAR HOY
Antiguamente, las misas se hacían de espaldas al pueblo. Una instrucción emitida por el Concilio Vaticano II el 26 de septiembre de 1964, fijó varios cambios en el altar, principalmente el de su libre colocación, de manera de que
el sacerdote pudiera presidir la Misa de frente a la comunidad.
Los manteles del altar: antiguamente eran tres paños de lino que cubrían el altar en que se celebraba la Santa Misa; el de encima llegaba hasta el suelo por ambos lados. Simbólicamente representaban el sudario en que fue envuelto el cuerpo del Señor.
Actualmente, el Misal Romano señala que “sobre el altar ha de ponerse por lo menos un mantel por reverencia a la celebración del Memorial del Señor y el banquete en que se distribuye el Cuerpo y la Sangre de Cristo” (OGMR 268).
El desmantelamiento del altar, es un signo conmemorativo del despojo de las vestiduras de Jesús en el Calvario. Se hace el Jueves Santo después de la Misa. El sacerdote quita todo lo que haya sobre el altar, excepto las velas y el crucifijo.
Debajo del altar se colocan, desde los primeros siglos, reliquias de santos como expresión de la “comunión de los santos”.
Aquí os dejamos algunos altares realizados en nuestros talleres, que se encuentran por todo el mundo y sobre los que hoy se celebra la Santa Misa.
C/ Galileo Galilei, 19.
28806, Alcalá de Henares,
Madrid. España
info@granda.com
(+34) 91 802 36 55
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