UNA CAPILLA LATERAL DEDICADA A CUATRO MÁRTIRES BENEDICTINOS
El Proyecto en el Monasterio comenzó con motivo de la integración de dos elementos -una urna relicario y un relieve - en una de las capillas laterales del Monasterio de Silos. La capilla está dedicada a cuatro mártires de la orden de San Benito que fueron asesinados durante la Guerra Civil a causa de su fe.
*Izda: Diseño digital previo
*Drcha: Resultado final con la inscripción "Mártires de Cristo, testigos de la fe"
Por su lado, la urna, contiene únicamente los fémures de los cuatro religiosos, ya que el resto de las reliquias descansan actualmente en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat de Madrid, priorato dependiente del Monasterio de Silos desde 1922 y lugar donde residieron en vida.
El relieve, concebido para formar parte de un retablo para la pequeña capilla, representa a los cuatro religiosos martirizados en 1936: José Antón Gómez, Antolín Pablos Villanueva, Rafael Alcocer Martínez y Luis Vidaurrázaga González, Los cuatro fueron beatificados en la Catedral de la Almudena (Madrid) el 29 de octubre de 2016 en una ceremonia presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
LOS CUATRO MÁRTIRES
PROCESO DE TALLA VIVA Y POLICROMÍA DEL RELIEVE
El relieve, de, aproximadamente, 1,70 metros de altura se ha realizado en madera de tilo y ha sido trabajado en directo, con la técnica de la talla viva.
El proceso partió de un primer boceto, en el que se definía la composición que tendría el relieve tomando como referencia una pintura anterior. Dicha pintura representaba dos realidades en un mismo lienzo: en la parte inferior la Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat y en la parte superior los cuatro mártires, retratados con colores muy vivos. A partir de ahí se elaboró el siguiente boceto, que contemplaba una sola escena con dos planos: los cuatro mártires en primer plano y el claustro del monasterio de fondo.
*Izda: Boceto realizado digitalmente.
*Drcha: Madera preparada para la talla.
Una vez aprobado, el tallista comenzó a trabajar la madera, devastándola y extrayendo del bloque los volúmenes que, más adelante, serían tallados a mano hasta definir cada detalle.
El modelado de los rostros, en cambio, se realizó primero en barro, puesto que disponíamos de documentación y fotografías reales que permitieron conocer la fisionomía de cada uno de los beatos y se pudo así representar a cada uno con sus rasgos propios. Más tarde dicho modelado se digitalizó y se fresó en madera para ser aplicado sobre los cuerpos.
Una vez finalizado el relieve, fue fijado sobre el retablo de madera, previamente dorado en oro alemán mate. Esta estructura cumplía las funciones de enmarcar el nuevo retablo y de contener la urna relicario que contiene las reliquias para ser veneradas.