en febrero de 2016, una fundación se encargó de la reconstrucción de esta parroquia, ubicada en la región de Los Lagos, a las puertas de la Patagonia Chilena. La destrucción del interior era completa, por lo que GRANDA se hizo cargo del diseño y ejecución de toda la dotación del templo, capilla de diario y sacristía, desde la arquitectura interior hasta los ornamentos, pasando por el mobiliario litúrgico.
Tras el altar,
preside la nave principal un monumental relieve de la Última Cena, de proporción mayor que el natural, tallado en madera de haya y policromado. A ambos lados del presbiterio están dispuestas la imagen de san Alberto Hurtado, sacerdote jesuita chileno, y de la Virgen con el Niño. Se trata ésta de una representación poco frecuente, en el que el Niño sostiene en su mano un cáliz, prefiguración de su Sacrificio. En este caso, el cáliz no está tallado, sino realizado en metal y fijado en la escultura. En la capilla de diario se dispusieron, además, un crucifijo y una talla en bulto redondo de san Sebastián, titular de la parroquia.
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